14 febrero 2007

Cuando los anuncios hablen con los móviles...

MóvilesImaginemos el siguiente escenario: camina usted por la calle cuando, de pronto, se fija en una extraña y enorme valla publicitaria. En ella no hay fotos de coches, ni modelos despampanantes con ojitos tiernos ante un frasco de colonia. Tampoco hay texto alguno, ni marcas, ni mensajes... o por lo menos eso es lo que parece. Lo único que llama la atención en el cartel es un gran símbolo, negro sobre blanco, sin significado aparente. Parece casi una de esas manchas de los test psicológicos, en las que cada uno ve lo que quiere ver y en cuya interpretación casi nadie coincide.
Imagine ahora que coge su teléfono móvil y enfoca el extraño símbolo con su cámara. En un instante, la pantalla de su terminal cobra vida, y en ella aparece un vídeo (publicitario) en el que, esta vez sí, aunque sólo para sus ojos, el mensaje (ya sean coches o colonias) se despliega en todo su esplendor. ¿Qué ha sucedido? Fácil.
El misterioso símbolo no es otra cosa que un código bidimensional, en cuyo interior se almacenan los bits de información necesarios para que su móvil se comporte exactamente como lo ha hecho, en este caso para que descargue el vídeo que está viendo.
Fíjese bien, porque esos códigos, una especie de «evolución inteligente» de los famosos códigos de barras, pronto empezarán a aparecer por todas partes. En revistas, en tarjetas de visita, en los envases de muchos productos, en las cajas de los medicamentos, en las páginas web que visita con el ordenador e incluso por televisión. En todos y cada uno de los casos, usted no tendrá más que apuntar la cámara de su teléfono al código para que empiece a ocurrir lo que está programado que ocurra. Para que funcione, lo único que su móvil necesitará es descargar una pequeña aplicación, creada especialmente para «entender» los mensajes cifrados en los códigos.
En cada caso, ocurrirá una cosa diferente. En la caja de un medicamento, el símbolo podría, por ejemplo hacer que aparezca en pantalla el prospecto del fármaco; en un envase cualquiera, las características, las fotos o el vídeo del producto que contiene. En el televisor, la orden de compra del objeto cuyo anuncio está viendo en ese momento; en una tarjeta de visita, la información personal de cada uno, desde las fotos de cuando era pequeño al currículo profesional...
La tecnología de los códigos bidimensionales, ya extendida en algunos países asiáticos y cuyas aplicaciones son tantas como permite la imaginación, está ya entre nosotros, y sus primeras manifestaciones apenas si tardarán unos meses en llegar a las calles de muchos países. Para algo más tarde, quizá un año, la versión «sofisticada» de esta misma técnica, la «esteganografía», imágenes reales, pero con marcas de agua que ocultan, de forma invisible, otro tipo de contenidos. Es la misma técnica utilizada por grupos terroristas o agencias de inteligencia para intercambiar y transmitir instrucciones. Bajo la imagen inocente de una fiesta de cumpleaños, por ejemplo, pueden ocultarse los planos detallados del edificio que será objeto de un atentado, o toda la información necesaria para llevar a cabo una misión secreta.
Las previsiones de las operadoras coinciden en señalar que en menos de cinco años el uso de códigos bidimensionales y «esteganografías» será algo de uso común entre una buena parte de los usuarios de teléfonos móviles. Ambas tecnologías han sido presentadas por Movistar en el congreso 3GSM, de Barcelona, España, que estos días reúne a fabricantes y operadoras de todo el mundo en torno a la panacea de la movilidad. Al mismo tiempo, Vodafone también ha anunciado un acuerdo con Microsoft y el inminente lanzamiento de un nuevo servicio de mensajería instantánea mejorado, y que será posible usar tanto en ordenadores como en teléfonos móviles. Basado en la nueva plataforma Windows Live Messenger, también presentada ayer, el nuevo servicio será lanzado a finales de este mismo año.
En cuanto a los nuevos dispositivos, durante toda la jornada de ayer continuó el rosario de presentaciones. Entre ellas, destacan dos: la del F700, de Samsung, y el iPaq 514 Voice Messenger, de Vodafone. El primero, por su gran parecido al anunciado iPhone, de Apple; y el segundo porque supone la entrada definitiva de la multinacional HP en el mercado de la telefonía móvil. Un portavoz de la compañía coreana aseguró ayer que «aunque no se hubiera anunciado el iPhone, habríamos presentado nuestro F700, ya que llevamos años probando e implementando muchas de las tecnologías que lo han hecho posible, como la avanzada interfaz de usuario y las pantallas táctiles avanzadas».
El iPaq 514 de HP, por su parte, incluye todas las prestaciones de una PDA, campo en que la marca es líder, con las últimas tecnologías de telefonía móvil («push e-mail», UMA, voz sobre IP, Wi-Fi), además de funcionalidades «extra». Entre ellas, sobresalen la posibilidad de control remoto del dispositivo (por ejemplo desde la sede de la empresa) y la facilidad para acceder a la mayor parte de las funciones del móvil con la voz, incluso para contestar un «e-mail», cosa que es posible hacer sin necesidad de pulsar una sola tecla. El nuevo teléfono permite hasta seis horas y media seguidas de conversación, y ocho días completos en el modo de espera.
El iPaq 514 entra a competir directamente en el pujante segmento de los teléfonos inteligentes, un negocio que la consultora IDE cifra por encima de los 500 millones de dólares.